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“Librepensamiento”

    Librepensamiento

    Por: Leandro Berguesi.

    ¿Podemos ser “librespensadores” y a la misma vez declararnos cristianos?

    Librepensador, según lo define la Real Academia Española, sería una doctrina que reclama para la razón individual independencia absoluta de todo criterio sobrenatural. En Wikipedia, la definición se amplía un poco más, hablando de “una persona que sostiene que las posiciones referentes a la verdad deben formarse sobre la base de la lógica, la razón y el empirismo en lugar de la autoridad, la tradición, la revelación o algún dogma en particular”.

    Por cuanto, cualquier juicio así constituido debería llamarse “librepensamiento” y quienes lo formulan serían los “librepensadores”: personas que constituyen sus opiniones y certezas sobre un análisis imparcial de hechos y son dueñas de sus propias decisiones, “independientemente de la imposición dogmática de cualquier institución, religión, tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica”.

    Se percibe en nuestra sociedad una creciente corriente de creyentes que se autoproclaman librespensadores, pero, según las dos definiciones citadas ¿no sería una contradicción ser un librepensador y ser cristiano?  Está claro en la definición de Wikipedia, ya que un cristiano define la verdad en base a la revelación bíblica y según la de la RAE deberíamos dejar de lado el concepto mismo de revelación divina, sobre la cual se sostiene la fe cristiana.  Ahora, ¿por qué un cristiano quiere ser un librepensador?, ¿de qué quiere ser libre?, ¿quién le impide hoy ser libre?

    La libertad en la biblia nos fue dada desde el principio para elegir entre vivir de acuerdo a los principios divinos, esto es la voluntad de Dios, o vivir según nuestros propios criterios. Este es el famoso libre albedrío, la facultad para someter nuestra voluntad a la de Dios, o a nuestros propios razonamientos sin auxilio de la revelación divina.

    Entonces la libertad es un medio para poder elegir, somos libres tanto si elegimos someter nuestra voluntad a Dios, o someter nuestra voluntad a otros dioses, es decir a otros criterios y principios. Lo cierto es que siempre estamos sometiendo nuestra voluntad a una voluntad ajena aun cuando lo hacemos por propia voluntad estamos ejerciendo el libre albedrío.

    Sutilmente los enemigos de la fe quieren hacerle creer al resto que ellos, al elegir otra voluntad distinta a la revelación bíblica, son más libres que quienes han elegido la ortodoxia. No se trata de que porque la voluntad sea sometida a nuestros razonamientos y deseos independientes de la revelación bíblica seamos más libres, porque esos deseos y esos razonamientos responden también a criterios que nos superan; no están creados de la nada. Decidir satisfacer los deseos más instintivos del cuerpo humano en cuanto este lo requiera es someter nuestra voluntad a la mera fuerza de los deseos “carnales”, por otro lado si decidimos someter nuestros deseos a una administración más de tipo ascética o moral estaríamos respondiendo a otros principios espirituales, morales o filosóficos tan ajenos como la voluntad divina. 

    Para ejercer la libertad es necesario someterla a otra voluntad, sino no hay ejercicio de la misma y la inacción de esta, no es libertad. No hay libertad si esta no se ejerce, porque la única libertad que se puede disfrutar es la que se ejerce. Cuando sometemos nuestra voluntad a un sistema de valores y principios que elegimos libremente, la estamos sometiendo a otra voluntad, ya que la voluntad debe responder a algún criterio o principio para que pueda ser ejercida y ese otro criterio o principio, que es distinto de la revelación bíblica, debe ser construido; no puede crearse ex nihilo. Necesariamente hay que elegir de donde partir y para eso se necesita una base que construya la voluntad; los criterios y principios propios a los cuales se pueda someter la voluntad.

    Los cristianos elegimos la Biblia como base y quienes no son creyentes eligen otras bases pero siempre hay que elegir otra voluntad para poder someter la voluntad y así poder ser libre. Porque solo podemos ser libres cuando ejercemos esa libertad. Sin ejercicio de la libertad, no hay libertad.

    Elegir tenemos que elegir y rechazar la revelación bíblica no es per se una mejor elección, es una elección tan válida como aceptarla. Los cristianos también construimos nuestra voluntad, nuestros criterios y principios, pero lo hacemos a partir de la revelación bíblica. No necesitamos ser librepensadores. Pensamos a partir de la revelación bíblica y entendemos que la libertad nunca es un fin en sí mismo sino un medio para elegir qué hacer con nuestra vida, si adorar a Dios o a nosotros mismos.

    1 pensamiento en ““Librepensamiento””

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