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Escuelas Económicas Celestiales

    Escuelas económicas celestiales

    Por: Pablo Diaz

    ¿Que “la política y la economía no tienen nada que ver con lo espiritual”? ¿Que solo hay que poner “la mirada en las cosas de arriba”? ¿Que “a los pobres los tendremos siempre con nosotros así que hablemos solo de la llenura del Espíritu Santo”?

    A lo largo de los años he sido testigo de distintas posturas respecto a si era correcto que un ser que ha sido justificado por el Cristo tenga que meterse en asuntos de política y economía. En los 90 surgía con fuerza la idea de estar en economía, más que en política, ya que la realidad argentina, con una economía en decrecimiento, el aumento de la pobreza y la corrupción, daban descrédito a esos asuntos. A la política entonces se llegaba sólo con la idea de un cambio ético, como antítesis de la corrupción del mundo. Y de esa forma, al considerar que la causa de los males era la falta de ética en ciertos aspectos morales, entonces se llegaba a la conclusión de que la pobreza, el narcotráfico y la inseguridad provenían de una mala administración.

    Ética se le llamaba a no ser obscenos en el quebrantamiento del decálogo, por lo que simplemente la pobreza, el narcotráfico y la inseguridad se solucionarían “dejando de robar”, “dejando de mentir”, “dejando de codiciar”, “honrando al padre y a la madre”, “dejando de matar”, “dejando de cometer adulterio”.

    En esos dorados años entonces florecían talleres y clínicas de política, en los que todo se basaba en la ética del decálogo. Una persona íntegra, con “valores” llegaría para arreglar el desfase del mundo. También, para esta época surgió, en forma paralela, la idea de meterse en economía, pero no desde la política, sino con la idea de llegar a las altas esferas económicas. Siempre desde el Mainstream económico surgían los economistas éticos, que bregaban por una eficiencia basada en la administración de los recursos escasos como Dios manda.

    El mandamiento “no robarás” y el “no codiciarás” se alzaban como reglas de la propiedad privada, sobre todo para enmarcar el comportamiento del asalariado. Es decir, “no le robarás al patrón” y “no codiciarás lo que él tiene”. Así, la economía servía meramente para administrar los recursos escasos. Un hijo de Dios lograría aumentar por la sabiduría de lo alto la productividad en ciertos sectores, ahorraría en otros y descubriría que se gastaba mucho en agua embotellada porque el pico del dispenser estaba averiado. Sus números cerrarían y la contabilidad le daría la firma de que así fue y colorín colorado la economía ética su tarea ha terminado.

    ¿Es suficiente? no. ¿Es necesario? por supuesto que lo es.


    A las claras que es necesaria la ética, sin ella no habría razón de ser. Ahora la ética no se encuadra en dos mandamientos solamente, sino que va mucho más allá. Así como se encontró la perdida en el dispenser, habría que darse cuenta que el agua fresca la están tomando los bulldogs franceses, mientras afuera hay niños con sed.

    Dentro de la viña del Señor existen los que al ver la situación de pobreza, compran la teoría de que el pobre lo es porque no se esfuerza. Luego usan versos donde dice que hay que ser como la hormiga o que “el que no trabaja que no coma” y otros tantos más.

    Entonces surgen de la PALABRA y teorizan (¿o, más bien, llevados por los vientos del mundo van de un lado al otro y adoptan versos que justifiquen su pensamiento?) y surgen los cursos para aprender a salir de la pobreza. 

    Te dicen que “aproveches el tiempo porque los días son malos”. Te piden disciplina. Tratan a la gente como niños que no quieren tomar la leche. Ellos triunfaron por ser disciplinados y vos tenes tu pobreza por no serlo. Te quieren enseñar a usar tus recursos, te dicen que cambies tus hábitos de consumo, que dejes de gastar en lo que no te alcanza ¿Alguna vez escucharon algún curso que enseñe a las clases acomodadas a cambiar su canasta de consumo?, ¿jamás, verdad?, ¿entonces por qué esta idea de que los que menos tienen deben cambiarla? ¿Por su bien? De este forma no les están enseñando a salir de la pobreza, les están enseñando a ser pobres.

    Esta escuela de economía celestial ética considera la premisa de que los recursos son escasos, entonces hay que administrar para que alcance. Usan el texto de obtener el pan con el sudor de la frente solo para la clase trabajadora.

    Surge el concepto de pobreza por vagancia, “el que no trabaja que no coma”, emparentado con la mundana y putrefacta “cultura del trabajo”. Se le exhorta a trabajar más y mejor, pero el salario que obtiene no debe ser debatido, no debe ser cuestionado. Entonces el pobre no comerá asado sino que comerá arroz con carne picada (a lo sumo) porque no es racional que coma asado una vez por semana o una vez por mes. No es racional que lo haga ya que su presupuesto es tan limitado que la decisión sabia sería que coma el asado solo cuando tenga los ingresos necesarios para que satisfaga la proporción que estableció como racional el emisario económico espiritual.

    Al pobre entonces solo se le indica que si quiere más, trabaje más, que si no alcanza que no consuma y que cambie su canasta para que su pobreza sea digna, o por lo menos para que los que lo vean, no vean la miseria y así les sirva de analgésico.

    Actualmente (abril 2020) una familia con un ingreso de salario mínimo vital y móvil si quiere destinar un litro de leche ($85) por día debe usar $2.584 de los $16.875, es decir un 14.4% de su presupuesto solo en la leche, cuando en diciembre de 2015 esa proporción era de 5.9%.

    Ante esta realidad, el coach económico tomando estos datos como ley divina solo sentará al asalariado y le dirá que debe ajustarse más el cinturón, que debe eliminar al menos 8.5% en el resto de los bienes para seguir manteniendo el consumo diario de leche necesario.

    Fácilmente encontrará los bienes que debe eliminar, fruncirá su ceño al ver consumo de alfajores, helados, 4 choripanes cuando salieron en familia, las gaseosas del viernes a la noche, el uso de celulares, internet, cable o Directv, la marca de las zapatillas, la gorra de moda del chico, el jean de moda de la niña, la cantidad y marca del maquillaje de la esposa, el uso de dos colectivos para trabajar contándole las cuadras que podría caminar y le haría bien si se tomara uno… ¿y el costo de la humillación?

    Todo esto porque toma como exógeno e inamovible el ingreso recibido y los costos heredados. Entiendo que es obvio que los precios son exógenos para todos, es la primer hoja del primer libro, del primer ladrón que escribió sobre economía.

    Los ingresos tampoco son dados, también se mueven en función de la actividad política. Cuando gobiernan seres que dicen que todo es equilibrio por fuerzas incontrolables, entonces los que tienen el sartén por el mango ponen los precios y salarios y los que pagan los precios y obtienen salarios lo aceptan callados, por la “mano invisible”, ¿vio?

    Hay que apuntar a enseñar en todo caso a elegir opciones que maximizen el beneficio personal, incremente el salario personal y reduzca costos personales. Esta es la verdadera economía, clásica, pura y rudimentaria, ¿no es cierto? Entonces ¿por qué no es esto lo que se pregona en las clases más pobres? Por la sencilla razón, de que si los pobres reclaman lo que es justo, la balanza se inclinaría más justamente hacia donde ellos están.

    ¿Entonces cómo se elimina la pobreza?, atacando la causa de esta, es decir la ineficiencia de clases acomodadas, quienes están con violencia obteniendo beneficios extraordinarios a costa del hambre, la enfermedad, la inseguridad, las adicciones y la muerte de las clases pobres del mundo. Sino uno se convierte en cómplice de su pobreza y le pone anteojeras al pobre diciéndole que la pobreza es por su culpa, por su falta de esfuerzo y por su mal ordenamiento de la canasta, aunque a las claras está que es al único sector al que se le pide poner el hombro, el único sector al que se le quiere modificar la canasta, el único sector que se le pide conformarse, quedarse callado y trabajar más cobrando menos.

    Es un comunismo parcial, según matices un socialismo parcial, donde sólo se le arma la canasta según un ingreso determinado al pobre. Si ordenásemos las canastas de todo el mundo observaríamos que hay un sector que derrochan y generan ineficiencia global, pero meterse en las canastas de los más ricos se le llama comunismo. 

    Para concluir:


    ¿Para qué hablar de economía si no es posible transformar la realidad?, ¿Para qué hablar si no se mueve un pelo la pobreza? si no vas a usar tu herencia eterna y sabiduría de lo alto entonces solo limitate a armar presupuestos, no te metas en política, ni en tratar de solucionar la canasta de los pobres. Sacate el traje de José, no lo uses de excusa solo por tu afán de llegar a lugares de renombre ¿No sabes que José se quebrantó cuando se dio cuenta que todo lo que llegó a ser era para un propósito mucho mayor que el de ser segundo del mundo?

    Las pesas y las balanzas falsas son algo que disgusta al Creador.

    No oprimas al pobre, solo porque es pobre porque el Señor defenderá su causa.

    Dijo Jesús: “siento compasión de esta gente que lleva tres días conmigo y no tienen nada que comer (…) y tomando los panes y los peces, dio gracias, los partió y los dio a la multitud (…) y sobraron doce canastas”.

    Y este mismo Jesús le dijo a un joven rico “anda, vende todo lo que” tienes y dáselo a los pobres” y este se fue triste porque amaba sus riquezas y entonces dijo “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja (puertita donde solo pasa un hombre por vez) que un rico llegue al reino de los cielos”, pero concluyó con “para los hombres es imposible esto, pero para Dios nada es imposible”.

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